lunes, 30 de agosto de 2010

Capítulo 2 (parte III)

Sólo tú sabes cómo me siento. (Tercera parte.)


Eché un vistazo a la tienda, normalmente yo no paraba ni un segundo, y sin embargo hoy llevo todo el rato sentada tras el mostrador, al igual que Sergio que ya llevaba una hora colocando púas.


-¿no notas algo raro?- le pregunté

-um … ¿Cómo qué?

-Sergio … ¿Es que no te das cuenta? Solo hay dos clientes!! Cuando la tienda suele estar abarrotada todos los días!

- ostia es verdad!! Esto tiene que ser obra del de Música y Arte. - Oh … si … música y arte, la tienda que nos hacia la competencia, y cuyos dueños se odiaban a muerte. Ellos nos hacían la competencia en lo que guitarras concierne y además como su dueño conocía al distribuidor de Gibson en España, se ganaron el privilegio de ser ellos los únicos que podían vender Gibson, vendiendo así nosotros Fender e Ivanez entre otras casas.

-¿siempre John tiene que estar tan picado con el dueño de arte y musica?

-mell … son la competencia, el dueño de arte y música no hace mas que joder a John, y para colmo pusieron la tienda justo enfrente de la nuestra … y cambiando de tema, me a dicho Jonh que si puedes colocar en el escaparate la nueva Fender telecaster que le han traído de América.

-sin problema, para algo estoy aquí - dije con una gran sonrisa. Me fui hacia donde estaban las guitarras eléctricas y cogí la telecaster, si yo solía tratar a las guitarras como si fueran oro en paño, a esta, que era la mas importante para John, la sujeté con sumo cuidado, caminando despacio para que no se llevara ningún golpe por accidente, hasta el escaparate. Me subí a la pequeña plataforma de color gris donde estaban expuestas algunas guitarras y una batería de la tienda. Cogí un soporte y dejé la guitarra colocándola en él con sumo cuidado.

-¿que coño?-me da por decir mirando a través del hacia “la competencia” en frente, y que veo? Un montón de gente, o mas bien diría yo clientes, apelotonados como locos por entrar a la tienda de Arte y Música.

-¿Qué pasa?- dijo Sergio al verme embobada mirando

- que ¿que pasa? Pues voy a comprobarlo.- dije algo cabreada. Salí del escaparate, cojí mi sudadera del mostrador, me la puse y salí disparada de la tienda. En cuanto salí se podía oír el bullicio de los clientes peleándose por entrar. Crucé la calle rápidamente y cada vez que me acercaba mas a la acera de enfrente me di cuenta de que todos esos clientes eran chicas adolescentes y que además gritaban como locas.

Llegué a la acera y me hice un hueco entre las chicas histéricas las cuales me empujaron por haberme colado. Hasta una me tiró del pelo.


-au!!!!- grite dándome la vuelta hacia la culpable echándole una mirada asesina. Seguí avanzando pero de la gente que había parecía que no llegaba nunca a la puerta. ¡¡Esto era exagerado!! ¡¡Imposible que hubiera tanta gente en la tienda!!

Cuando por fin consigo entrar por la puerta, veo que me quedaba poco para llegar al centro de aquel corrillo de chicas que rodeaban a algo o a alguien, así que con unos cuantos codazos y empujones seguí avanzando, hasta que alguien se quejó de mis golpes y me empujaron de manera brusca haciendo que perdiera el equilibrio, solo recuerdo que vi el suelo aproximándose a mi cara muy rápidamente.



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Abrí los ojos lentamente, estaba boca arriba y la luz de las lámparas que colgaban del techo de la tienda me parecían mas intensas que nunca, haciendo que entrecerrara los ojos.


-¿estas bien?- me dijeron unos ojos grises casi transparentes que me hipnotizaron.


Blood Sinner.

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