sábado, 25 de septiembre de 2010

Capítulo 7 (parte II). Pues ahora no lo quiero.

Capítulo 7 (parte II). Pues ahora no lo quiero.

 - hola! Trabajo en Picholi. Veo que te gusta esa guitarra- dije señalando a la que tanto miraba.
- pues la verdad es que es muy bonita.
- pues pasa, que si quieres te la enseño, de cerca es mas bonita aún- exhibí mi sonrisa profident.
- claro- y justo cuando el cliente iba a entrar a mi puerta … apareció él.
- discúlpeme señor, pero yo soy un empleado de Arte y Música y puedo decirle que esa misma guitarra la podría usted adquirir a mitad de precio- le eché una mirada asesina y maldije su lenguaje cursi … pero perfecto al fin y al cabo.
- eso es cierto, pero le regalamos la cinta para colgársela y le hacemos un 15% de descuento si compra el estuche para guardar su guitarra.
- pues nosotros tenemos un  20%dijo cogiendo del brazo al chico y llevandoselo hacia el otro lado de la calle donde estaba su tienda.
- pues nosotros tenemos un 30%n amplificadores- dije cogiéndole del otro brazo y tirando para mi lado.
- este cliente es mío- dijo tirando de nuevo, el inocente cliente empezaba a tener cara de susto.
- yo lo vi primero!- tiré una vez más y esta vez el chico se zafó y salió disparado probablemente, asustado y sin ninguna intención de volver.
- y encima lo espantas- me echó en cara.
- ¿Qué?! Tu flipas! Has sido tu! Además ese cliente estaba mirando MI escaparate.-dije resaltando el "mi"
- pero estaba claro que al final se decidió por mi tienda- dijo acercándose mas a mí, eso si, sin quitar nunca esa sonrisa de medio lado burlona.
- ¿es que nunca vas a cansarte de putearme?- le dije, estaba muy cerca, casi mi cara tocaba su pecho, y me di cuenta de que era bastante alto porque para hablarle tenia que levantar la cabeza.
- ¿sabes? Creo que eres un poco paranoica- se le escapó una risilla al verme apretar los puños con fuerza de la rabia- lo siento, no quería cabrearte tanto- se disculpó, pero con aquella sonrisa mas bien sonaba a una broma.
- ahora no me vengas con disculpas- no le di tiempo a contestar, me di la vuelta tan rápido que juraría que mi pelo le rozó la cara, y entré disparada a Picholi donde me esperaba Sergio partiéndose el culo de mí.
- hahaha - se reía a carcajadas- esto parece un culebrón. No tenía sonido … pero era un buen espectáculo veros discutir.- esta vez fui yo la que le di la colleja.- oye el bulbo raquídeo- dijo llevándose una mano a la nuca. Mientras tanto Derek seguía delante de nuestra gran puerta de cristal, mirándome.
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Llegué a mi casa pronto, ya que Sergio se ofreció a cerrar la tienda por mí. Mi abuela estaba en el salón viendo una película del oeste, que le encantaban, y que me pidió que le descargara de internet.
-Hola Mell, ¿ todo bien por la tienda?
- si … claro.- dije dejando mi pesada mochila en el suelo.
-Dale recuerdos a John.
- por cierto, voy a estudiar un poco para el examen de mañana.
- te voy haciendo la cena mientras tanto- dijo parando la película y levantándose del sillón para ir a la cocina. Me fui a mi habitación y me tiré sobre la cama, rendida.  Cojí la almohada y enterré mi cara en ella profiriendo el grito mas intenso que pude. Cuando me quité el cojín de la cara me sentí mucho mas relajada, así que me saqué la sudadera dejándola sobre la silla del escritorio y me quite las All Star sin ni siquiera haber desecho los nudos del cordón. Me acerqué a la mesilla de noche para buscar unos calcetines y, cuando levanté la vista, había algo sobre la mesilla. Una pequeña nota que decía: “me gustaría empezar de nuevo, Derek.” seguidamente la estrujé y la hice una bola, pero no podía creer lo que había al lado sobre la mesilla.
El libro de Edgar Allan Poe.


Blood Sinner.

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